La vitamina A desempeña varias funciones en el organismo. Las más importantes involucran los sistemas visual e inmunológico, y con la expresión genética.
El retinol en la visión
A la vitamina A se le conoce también como retinol. El retinol es transportado hacia la retina, donde es oxidado por unas células conocidas como bastones o fotorreceptores, hasta convertirlo en retinal. El retinal es unido a una proteína llamada opsina, y así se forma el pigmento visual llamado rodopsina.
Este pigmento es el que permite que los bastones capten los pocos fotones de luz que se encuentran en el ambiente durante la noche; la catalización de la rodopsina por un fotón de luz, hace que esta envié señales eléctricas al cerebro en modo de mensaje.
La falta de retinol en la retina, impiden al ser humano poder ver en la oscuridad, condición conocida como ceguera nocturna.
La vitamina A en la genética
El retinal, antes mencionado, también puede convertirse en ácido retinoico.
Ácido retinoico: metabolito requerido en los seres vertebrados, que interviene en el crecimiento y desarrollo del embrión.
El ácido retinoico se une a los receptores celulares para iniciar o inhibir la expresión genética, y empezar el proceso de diferenciación genética.
Diferenciación genética: distinción y repartición de funciones en las diferentes células que componen el cuerpo humano (células nerviosas, células somáticas, y células sexuales).
La vitamina A y la inmunología
La vitamina A ayuda al organismo a identificar y fortalecer el desarrollo de los glóbulos blancos, células clave para la inmunología del cuerpo humano.
Además, la vitamina A deniega la oxidación de las células cutáneas y las células mucosas (halladas en los tractos digestivo, urinario, vías respiratorias).
La vitamina A y sus metabolitos actúan como barreras en dichas áreas previniendo infecciones, mientras aprueban el paso de los leucocitos para tratar algún otro daño anormal.