Envejecer con armonía

Dicen por allí que la mejor manera de predecir el futuro es inventándolo, por eso gozar de una vejez armoniosa tiene que ver con tu estilo de vida hoy. Envejecemos desde el momento en nacemos… o a los 60 años, según la Organización Mundial de la Salud.

En teoría, a esa edad dejamos de ser funcionales, aunque en la práctica es cuando ya se tiene más experiencia en el ámbito laboral. Además en esta etapa muchas personas deben hacerse cargo de sus nietos y de la casa, dado que sus hijos trabajan, cuando en otros tiempos las mujeres se hacían cargo de ambos.

También está el hecho de que no envejecemos igual. Según la geriatra Ana Bondanza Bernabé, nadie llega a los 50 ó 60 años de la misma manera; todo obedece al estilo de vida que haya llevado cada persona. Por eso, en gerontología (la ciencia que estudia en envejecimiento y sus consecuencias) se manejan edades cronológicas, biológicas (estado de los órganos) y funcionales.

La especialista explica que además del estilo de vida hay otras condiciones que aceleran el envejecimiento, “como enfermedades adquiridas en la juventud y que no fueron tratadas (tal es el caso de la hipertensión y la diabetes), la depresión causada por la separación del lugar de trabajo o un duelo prolongado”.

Prepararnos para esta etapa tiene mucho que ver con la forma en que educamos a nuestros hijos en el trato de sus abuelos. “El ejemplo que les demos hoy repercutirá mucho en la calidad de vida que gocemos durante la vejez, no sólo en el trato, sino en las condiciones y paciencia que los adultos mayores requieren”.

Nada como el hogar

“Yo sé que no soy un estorbo para mis hijos, pero sí soy un atraso”, fue el comentario de un adulto mayor a su médico geriatra. A pesar de recibir la atención médica y familiar que requiere, el resto de la familia no siempre esta “apto” para asimilar los cambios de la vejez.

Muchas familias retoman el cuido de sus ancianos con mucha determinación, pero al surgir una serie de “inconvenientes”, entre ellos la incontinencia, tienden a buscar asilos o casas especializadas para su cuido.

Hay que tener tacto

“La familia empieza a tomar decisiones por ellos y en su intención por cuidarlos evitan que formen parte de la vida cotidiana con ‘así déjelo, mamá’, haciéndolos sentir inútiles”, explica Bondanza.

La prevención de enfermedades infecciosas y de accidentes, así como propiciar la actividad intelectual y física deben ser prioridad.

Cuidados básicos

* Las caídas siempre deben ser motivo de consulta. Un dormitorio con baño cerca, luz de noche permanente y pisos libres de agua y objetos reducen notablemente los accidentes. El esfuerzo por orinar o levantarse bruscamente puede causarles mareos.

* El manejo de los medicamentos con personas mayores es delicado. A veces fingen que los tomaron porque les desagrada el sabor o lo olvidan. Otros con la intención de curarse pronto duplican las dosis.

* La persona con incontinencia puede sentirse avergonzada y por eso se aísla. A veces el médico puede solucionarlo o si no queda la opción de horarios, limitar el agua por las noches o el uso de un orinal.

* Dada la pérdida de capacidad gustativa, el agua y la comida no son atractivos. Es importante esmerarse con la preparación de los alimentos y asegurar la ingesta de agua, pues tienden a deshidratarse mucho.

* La caminata, dentro de lo posible, es un buen recurso para la distracción y el mantenimiento de la motricidad.

* Por supuesto, incluirlos en los eventos familiares, incluso en los preparativos, y en la toma de decisiones es algo que los llena de satisfacción y los hace sentirse queridos.

Entradas recientes