Pregunta: Recientemente a mi madre le extirparon la vesícula por cálculos y el cirujano le ha dicho que además tiene cáncer. ¿Es esto posible sin tener síntomas?
Respuesta: El problema con el cáncer de vesícula es que frecuentemente los síntomas son los mismos que los de los cálculos de dicho órgano, de allí que por lo regular el diagnóstico se hace hasta que el cirujano está realizando la operación e incluso, algunas veces, hasta que el patólogo al que le fue enviada la vesícula reporta que hay cáncer en su interior.
Esto último nos sirve también para decirles a nuestros lectores que todo órgano o fragmento de tejido que es extirpado debe ser enviado a un médico patólogo para su estudio posterior.
El cáncer mencionado en la pregunta es un ejemplo de los cánceres que se descubren por accidente y con alguna frecuencia, quizás por razones económicas que resultan un ahorro equivocado y perjudicial, no se envía la vesícula a estudio y por ello no se descubre el cáncer, que permite que el tumor se disemine a placer.
El apéndice y algunos tumores o “quistes” de piel son otros de los ejemplos en los que algunas veces sucede lo anterior e incluso el paciente prefiere conservar el órgano en el pequeño frasco con formalina y utilizarlo como motivo de conservación en su casa en lugar de enviarlo a estudio como se debe.
Regresando a su pregunta, lo más probable es que los síntomas que su madre tuvo por los cálculos hayan sido también los del cáncer.
Aunque la causa del cáncer de la vesícula no se sabe, es conocido que la presencia de una vesícula inflamada (colecistitis), sobre todo si además tiene cálculos, conlleva una predisposición a desarrollar cáncer.
Hace algunas décadas se acostumbraba operar a los pacientes con cálculos simplemente extrayéndoles y dejando la vesícula en el mismo lugar.
Posteriormente se vio un aumento de cáncer de vesícula y por esa razón actualmente se extrae la vesícula junto con los cálculos.
El cáncer de vesícula es de tres a cuatro veces más frecuente en las mujeres y rara vez se presenta antes de los 40 años de edad; la mayor incidencia se da cerca de los 65 años.
Aparte de las personas que trabajan en la industria del hule, no se conoce ninguna sustancia con potencial cancinogénico para la vesícula. La ausencia de síntomas específicos impide lamentablemente que el cáncer de vesícula se descubra tempranamente.