Cómo afrontar la pérdida de un ser querido

En nuestra cultura el tema de la pérdida de un ser querido es algo de lo cual no nos gusta hablar, a pesar de ser una de las pocas certezas que posee un se humano.

¿Cómo responde nuestra psicología ante la muerte de uno de nuestros seres queridos?

  • En primer lugar ocurre una negación de lo sucedido (se dirán frases como “no es posible”, “no lo creo”);
  • Luego se presenta el cuestionamiento, es decir, queremos saber por qué ha muerto esa persona y es común que se le haga esta pregunta a Dios, reclamando una inmediata respuesta.
  • El tercer paso es la búsqueda de culpables sobre quienes queremos descargar nuestra frustración, cólera, angustia, desesperanza, etc.
  • El cuarto peldaño es nuestra resignación, que generalmente va cargada de una sensación de impotencia.
  • Y por último la aceptación de lo ocurrido.

Cada situación es diferente

El tiempo que una persona tarde en procesar estos cinco pasos básicos dependerá de muchísimos factores, como el tipo de personalidad que se posea, las mismas circunstancias de la defunción, la relación afectiva que hayamos tenido con el difunto, el grado de importancia psicológica para el desarrollo de nuestra propia vida, etc.

Mientras vamos poco a poco quemando estas etapas, es normal la sensación de dolor psicológico que hace que nuestra manera de percibir la vida se vea alterada.

Sentimos que algo nos duele dentro de nosotros, aunque no podamos expresar con exactitud qué es lo que nos duele. Nos cuesta respirar, nos invade una sensación de ahogo inconfundible.

El llanto es incontenible, las palabras se nos cortan en la garganta.

Un nuevo comienzo

Mientras los días transcurren, es totalmente normal que sintamos que una desagradable sensación depresiva se apodera de nuestro ánimo. Nos cuesta arrancar de nuevo para vivir al ritmo que manteníamos antes.

Es en este momento que hay que estar alerta. Si dejamos que esta angustia y esta depresión se instalen en nuestro ánimo se requerirá de un mayor esfuerzo para salir adelante.

Hay que considerar que la psicología y la psiquiatría estiman como adecuado un período de seis meses para poder superar esa sensación de pérdida del ser amado.

Es decir que tenemos seis meses para poder superar nuestro duelo psicológico, y así despedirnos de manera sana y madura de quien ha muerto.

Si después de este tiempo nuestra angustia, llanto, dolor de pérdida, depresión, desesperanza, etc. aún persisten, es recomendable buscar ayuda profesional para realizar de manera apropiada el duelo no resuelto, como se le llama profesionalmente.

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