Aplicaciones energéticas y anticancerígenas de la Higuerilla

Una planta ornamental esconde para el mundo una de la más grandes paradojas del reino vegetal. La higuerilla, no sólo contiene en sus semillas uno de los más formidables asesinos, sino también, resulta un recurso prometedor en la lucha contra el cáncer.

La higuerilla, (Ricinnus Comunnis) es un arbusto originario de la India y Etiopía y sus semillas son la fuente de la cual se extrae el famoso aceite de ricino, tan usado por amas de casa como agente purgante.

Aplicaciones energéticas y anticancerígenas de la Higuerilla

El aceite de ricino también tiene amplios usos en el mercado, encontrando diversas aplicaciones tanto en la industria cosmética como en la manufactura de agentes tensoactivos para la agricultura orgánica, pasando por recientes aplicaciones como materia prima para la síntesis de biodiesel, un prometedor sustituto del diesel base derivados del petróleo.

Pero en las semillas de esta planta ornamental que crece fácilmente en los hogares sin ningún cuidado especial, también se encuentra uno de los asesinos más formidables del reino vegetal, que añade a su potencia, la dificultad para identificarlo y su fácil acceso a casi cualquier persona.

La patente estadounidense No. 3060165 (1962) de H.L Craig, et al “Purification of toxic ricin”, fue retirada de la oficina de patentes de los Estados Unidos por el ejército de ese país apenas en 2004 y es alarmante que se pueda disponer actualmente del proceso de extracción y purificación en Internet (que no es otra cosa que una copia del diagrama de flujo de purificación obtenido de la patente mencionada).

La ricina, es una proteína que queda como residuo en la torta sólida después del proceso de extracción del aceite de ricino de las semillas. Es una de las toxinas más efectivas del reino vegetal superando en toxicidad al veneno de una cobra y 1 miligramo por cada kilogramo de peso en un adulto es letal, sin embargo, la dosis para un niño es mucho menor.

. La ricina fue aislada y nombrada por primera vez en 1888 por Hermann Stillmark al observar que aglutinaba los glóbulos rojos (hemaglutinación). Al principio, se creía que la ricina causaba la hemaglutinación debido a su elevada toxicidad, hoy se sabe que son diferentes unidades de la ricina las que provocan la hemaglutinación y la toxicidad. Se encuentran cuatro sub-unidades de ricina en la molécula de la proteína, a saber: ricina I y II (aglutinantes)y Ricina III y IV (toxinas).

La conjunción de estas cuatro sub-unidades hace de la ricina un veneno de rápida acción que puede ser fatal por inhalación, ingestión o inoculación. Una o dos semillas de higuerilla son capaces de matar a un niño pequeño mientras que la dosis letal para un adulto va de 5 a 8 semillas.

Los síntomas comienzan de 3 a 8 horas después de la intoxicación y varían dependiendo de la forma de exposición. Los afectados pueden comenzar presentando tos, nauseas, vómito, dificultad para respirar, espasmos musculares, destrucción de tejidos directamente inoculados y cianosis. Posteriormente hay un colapso circulatorio, fallo múltiple de órganos y entonces sobreviene la muerte en un lapso de 36 a 48 horas

La aparición más interesante de la ricina en la historia fue en 1978 cuando un disidente búlgaro llamado Georgi Markov fue asesinado por la policía secreta Búlgara, siendo picado en una pierna con la punta de un paraguas modificado conteniendo ricina. Markov murió 3 días después.

En 2003 la ricina fue detectada en una carta de la correspondencia de la casa blanca en Washington D.C. La carta contenía un polvo que más tarde sería identificado como ricina.

A pesar de la extrema toxicidad de la ricina y su peligrosidad como arma biológica/química es extremadamente difícil limitar su producción. Tras la Convención de Armas Biológicas en 1972 y la Convención de Armas Químicas en Paris, cuyo acuerdo fue puesto en marcha en 1997 la ricina fue puesta en la lista 1 de sustancias controladas.

No obstante, más de 1 millón de toneladas métricas de semillas de higuerilla son procesadas cada año de las cuales un 5 por ciento del total consiste en residuos con altas concentraciones de ricina.

Actualmente, en los Estados Unidos se ha desarrollado una vacuna contra los efectos de la ricina ante la creciente oleada de terrorismo en el país vecino. La vacuna se llama Rivax y después de probarla en voluntarios humanos se observó promueve el desarrollo de anticuerpos que neutralizan la ricina en la sangre.

En 1970 se descubrió que la ricina poseía efectos antitumorales. Actualmente se estudian modificaciones genéticas y marcaje de anticuerpos monoclonales con ricina para detectar y eliminar solamente células cancerosas. Es un recurso prometedor en la lucha contra el cáncer.

Las cualidades de la ricina como toxina son indiscutibles, pero los científicos trabajan incansablemente para aprovechar estos venenos increíbles en soluciones para enfermedades de nuestro tiempo y convertirlos en esperanza de vida. Esto hace pensar en el viejo adagio de Paracelso: “Nada es veneno, todo es veneno, todo depende de la dosis”.


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