La prevención, una manera de ahorrar en casa

No intentemos reparar algo si no sabemos cómo.

La clave para ahorrar es prever con antelación. A todos nos cuesta asumir esos gastos que surgen cuando algo, un aparato, un electrodoméstico, el coche o el sistema de fontanería, deja de funcionar. Pero también nos cuesta mantener una cierta disciplina a la hora de cuidar las cosas y usarlas de un modo adecuado.

El uso implica deterioro. Es algo inevitable. Pero podemos aprender a maximizar el rendimiento de los productos, sin someterlos a una tensión tal que acaben estropeándose antes de lo esperado.

Del mismo modo, podemos prever los posibles fallos y desperfectos que pueden surgir, de manera que su arreglo no suponga una ruptura total de nuestras actividades y nuestra situación económica.

Cómo evitar y prever los desperfectos

Si el secreto de ahorrar es prever, la clave de toda previsión es la información. Cuando compramos un nuevo aparato, una televisión, un ordenador, una lavadora, o cualquier otra cosa, nuestro impulso es conectarlo de inmediato y empezar a usarlo.

Pocas veces dedicamos el tiempo suficiente a leer de manera concienzuda el manual de instrucciones. Sin embargo, es un paso fundamental que no debemos minusvalorar. Es muy recomendable por lo menos hojear estos manuales y tenerlos siempre a mano, de manera que podamos consultarlo en cualquier momento.

En todo manual, al igual que en los prospectos de los medicamentos, vienen incluidos tanto los consejos para hacer un buen uso del producto como las posibles averías que pueden sufrir (los efectos secundarios).

Debemos leer esta información de manera detallada, e intentar buscar otras fuentes para contrastar esos datos y tal vez encontrar otros consejos, por ejemplo, a través de páginas y foros en Internet. Asimismo, es recomendable conocer los términos de las garantías, ya que pueden ser muy beneficiosos.

Cuidado con los manitas

Una tendencia muy habitual a la hora de intentar ahorrar es arreglar cualquier desperfecto nosotros mismos. Es una tarea loable y que puede ser beneficiosa, pero también puede ocasionar perjuicios graves y al final costar mucho más dinero del que pretendíamos ahorrar. Es más, al intentar arreglar algo sin saber exáctamente cómo, podemos provocar más fallos que pueden arrebatarnos los derechos de garantía.

Si nos informamos bien acerca del producto, y cumplimos con los consejos sobre cómo hacer un buen uso de él, reduciremos las posibilidades de fallos y averías al mínimo. Pero las cosas se pueden estropear igualmente. Si tenemos los conocimientos técnicos adecuados para emprender la aventura de arreglarlos, nos ahorraremos una considerable cantidad de dinero.

Pero si no es así, debemos tener la suficiente inteligencia y confianza como para contratar a un experto. Nos puede costar algo de dinero, pero en el fondo estaremos ahorrando y evitaremos mayores desperfectos que en última instancia pueden obligarnos a comprar de nuevo el producto.

En este sentido también debemos ser cautelosos y previsores. Por un lado, cuanto más facilitemos el trabajo a los reparadores, facilitando la información pertinente, menos probabilidades habrá de que nos timen o de que se equivoquen en el diagnóstico. Asimismo, debemos informarnos bien antes de contratar a cualquier persona: no todos los que dicen ser expertos lo son.

En algunos casos, vale más gastar un poco más por alguien más cualificado. Y siempre debemos pedir un presupuesto antes de encargar cualquier reparación, ya que cabe la posibilidad de que encontremos ofertas más asequibles o que la reparación salga más caro que comprar un nuevo aparato.


Deja un comentario


Nota: La información proporcionada en este sitio es sólo una guía de orientación y no reemplaza a la atención médica que pueda proporcionarle un especialista de salud.

contador de visitas